Dr. Eligio Ayala y la era liberal en Paraguay

Publicado en por Fran Lombardo T.

Cuando Eligio Ayala (1879-1930) asume la presidencia provisional en 1923, para luego hacerse cargo del período 1924-28, consolida un proceso de conducción de las finanzas nacionales que empezaría en 1920, cuando acepta la cartera de Ministro de Hacienda de Manuel Gondra. Esta carrera termina abruptamente en 1930, aun en posesión de la cartera de Hacienda. En ese decenio ocupando el centro de la conducción política y económica, dejó profundas huellas en la administración del Estado, en el rol del Estado en la economía nacional, y en la capacidad económico-militar del país.

 

Conviene reseñar sucintamente la coyuntura en la que Eligió Ayala asume el control de las finanzas del Estado. Para comienzos de la década del veinte, el Estado seguía con un déficit de proporciones considerables en sus recursos ordinarios, que serian agravado por los gastos de las insurrecciones de 1922/23. El problema de la moneda aun carecía de solución, el servicio de las deudas externas estaba atrasado, la política impositiva desorganizada. Más aun, el control efectivo o por lo menos direccional del proceso económico, incluso dentro de una perspectiva liberal, era mínimo.

 

En uno de sus primeros discursos ante la Cámara de Diputados en 1920, en su carácter de Ministro de Hacienda, Ayala sintetiza esa concepción, iniciada en parte por Manuel Franco, del Ministerio de Hacienda como un instrumento de política económica, y no como un mero contralor financiero:

 

"El Ministerio de Finanzas no debe ser meramente la tesorería mayor de la nación. Las finanzas nacionales no consisten en dictar leyes impositivas, cruzarse de brazos y esperar estoicamente que la caja esté abastecida para repartir después su contenido proporcionalmente a las recomendaciones políticas, a las influencias absorbentes, a las insinuaciones de los amigos, en desmedro del interés nacional y de la disciplina, el orden y la honestidad de la política financiera. El Ministro de Hacienda no es un centinela de caja. El debe ser algo más que un tesorero hábil que, por  procedimientos elegantes y populares, cubre un déficit con la creación de otro mayor, recurre a las emisiones o los impuestos indirectos cuyos funestos efectos son invisibles a las clases populares, para salir de emergencias desesperadas. Este concepto del Ministerio de Finanzas, signo de decrepitud financiera, debe cambiar radicalmente. El Ministerio de Finanzas debe ser el órgano que establece científicamente la relación entre el valor para la vida nacional de los servicios fiscales y el costo de ellos para la economía privada".

 

Lo que Ayala expone aquí es el concepto del Estado como un
intermediario, como un extractor de excedentes financieros del sector privado, y administrador eficiente de esos mismos
excedentes para beneficio de la sociedad nacional en su conjunto.


Anunciando al mismo tiempo la necesidad de crear nuevos
impuestos, Eligio Ayala encara a su vez desde una perspectiva correcta el problema de la moneda, cuyo endiosamiento como fuente de todos los males y todos los beneficios eventuales del país, había hecho perder la perspectiva social del problema:

 

"Pero hay un impuesto que debemos evitar a toda costa, un
impuesto funesto por excelencia, un impuesto traidor y corruptor, que ataca alevosamente todos los intereses económicos de todos, un impuesto que es el más poderoso corrosivo del bienestar social, y cuyos efectos son una verdadera defraudación pública. Ese impuesto es la mala moneda, la moneda fiduciaria, la emisión inconvertible".

 

A esta concepción de la emisión monetaria como un impuesto aparentemente global y aleatorio, se suma a su vez la concepción clave de la emisión monetaria y de otro tipo de financiamiento fiscal inorgánico como un vínculo forzado y arbitrario entre el pasado, el presente y el futuro, es decir, como un traspaso arbitrario de pasivos financieros entre una y otra generación:

 

“Con ella, (la emisión) en vez de pagar las deudas, se las posterga para algunos años después, en vez de extinguir un déficit, se prepara otro mayor, en vez de imponer un pequeño impuesto, para salvar una perturbación transitoria del presupuesto, se prepara la perturbación de todos los valores del futuro. La emisión es la realización práctica del eterno: après nous, le déluge".

(Traducción del francés: Después de nosotros, el diluvio)

 

Referencia:

Herken Krauer, Juan Carlos (2019). La Política Económica durante la Era Liberal - Paraguay, 1904-1940. 2° Ed. Publicación bimestral del Archivo del Liberalismo, Año II N°9 junio 1989. Asunción, Paraguay.

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